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Reseña: DELGADO/GALLO - Canciones Internas Y De Otras Partes


Canciones internas, de ambas costas y de las cordilleras, del interior y desde la médula de los intérpretes. Canciones de otras partes, de la lejanía pastoral Vasca, de un club de jazz en Nueva York o desde la garganta herida de Violeta Parra. Uniéndolo todo tenemos un disco: Canciones Internas y De Otras Partes, un trabajo sólido por donde se lo mire, a pesar del notable contraste musical y conceptual que lo sostiene.


Ya sea que se hable de la portada del álbum, de las lista de canciones o de la interpretación de las mismas, todos los elementos del disco se encuentran en equilibrio gracias a la sobrecogedora correspondencia entre los dos intérpretes: Ricardo Gallo al piano y Juanita Delgado en la voz. Aunque cada uno hace lo suyo, y lo hace además con admirable pericia técnica, existe entre los dos una conexión que parece ir más allá de lo meramente performático. Están tocando esas canciones porque quieren hacerlo, porque querían hacerlo desde hacía tiempo, por gusto no más, y se nota. Es un trabajo íntimo, que respira bien cerca de quien lo escucha, un disco con un gusto a recital que bien supo resonar contra las paredes de la Sala de Conciertos de la Biblioteca Luis Ángel Arango, donde fue grabado.


Cada canción parece estar construida desde adentro por Ricardo, quien con un piano que a veces juega a ser gaita, acordeón o tambora, dibuja la trama que Juanita luego viene a llenar con un lamento, un arrullo o un pregón festivo. Es en virtud de esa dinámica íntima, centrífuga, complementaria entre los dos intérpretes que se sostiene y constituye el disco. En ese sentido se parece mucho al ya lejano Meleyólamente, que Gallo grabara en el año 2008 junto con el guitarrista Alejandro Flórez en el tiple.

El disco es además un viaje por la geografía de varios lugares de Latinoamerica y otros cuantos de otras partes del mundo. Experimentar el repertorio de canciones, todas ellas esencialmente de carácter folclórico, se siente como un auténtico desplazamiento espacial, temático y lingüístico. Hay canciones en español, inglés, portugués y hasta euskera, una de las lenguas más antiguas de Europa. Tras las primeras dos canciones, “El Mochuelo”, un vallenato de Otto Serge y “Pajarito”, una composición original de Juanita con fuertes ecos tradicionales de la costa pacífica y de los andes colombianos, quien escucha bien puede pensar que el disco va a ser una travesía por la no poco fascinante geografía colombiana, pero no, la tercera canción es “Black Is The Colour”, una canción tradicional escocesa venida a canción folclórica estadounidense, posteriormente interpretada por múltiples artistas entre los que se cuentan Nina Simone y Joan Baez. De ahí en adelante uno no sabe a dónde lo va a llevar el disco, y hasta la canción final, “Lacho”, un arrullo cubano, no decepciona. Son también destacables las interpretaciones de “El Huérfano” y “Maldigo Del Alto Cielo”, la primera un bambuco de autor desconocido convertido en lamento urbano y la segunda, una de las canciones más memorables de la gran Violeta Parra.

Para finalizar, algo que hay que decir sobre el disco es que es de una intensidad emocional que se hace a veces difícil de sobrellevar. Las canciones, es evidente, hacen parte de la historia personal de ambos músicos y eso lo transmiten a quien escucha. El disco, parece, lo hicieron para sacudirse y en el proceso para sacudir a quien, por una razón u otra, se sienta tocado, abrumado o conmovido por alguna de las canciones del repertorio. Eso fortalece la naturaleza íntima del álbum a la vez que reivindica la condición primordialmente emocional de la canción como género, a veces tan deformada, en ocasiones malograda, por la idea de la experimentación, predominante en la escena musical alternativa bogotana.


Canciones Internas y De Otras Partes es un disco que rescata una parte de la tradición musical latinoamericana y de otros lugares para refrescarla con el lenguaje moderno de la improvisación, la comunión de varios estilos musicales en un trabajo con un sello propio. Tal vez no sea un proyecto musical que se caracterice por ser arriesgado, teniendo en cuenta que no es la primera vez que tanto Ricardo como Juanita desarrollan este mismo concepto, esta misma idea en un disco. Así mismo, no es un trabajo que vaya a tener un público muy amplio. Como buena parte de la discografía de ambos autores, es un disco “para pocos”, hecho sin grandes pretensiones, con la sencillez que caracteriza a quien no tiene nada que demostrar.


En definitiva, un disco que vale la pena escuchar. Una expresión contundente, casi mágica de lo que un dúo puede hacer con un puñado de canciones.




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